Lucha Familiar

SAN MARCOS, CA — A María Chávez su gordura le molestó por años.

Pero fue hasta que el sobrepeso trajo a su vida dolor y pérdidas que se decidió a combatirlo.

Chávez, de 48 años, es la directora regional de Educación Migrante, un programa de apoyo educativo para hijos de campesinos y sus padres.

Chávez pesaba 184 libras hace año y medio cuando empezó una nueva forma de vida. Ya perdió 26 libras y quiere eliminar dos más para llegar al peso recomendado.

Pero eso no es todo.

La líder educativa inició el mes pasado el programa piloto Cuida a tu familia y protege tu salud queenseña a las familias campesinas a combatir la obesidad.

Es un esfuerzo importante, pues busca alternativas para solucionar el alto nivel de obesidad que hay entre los niños inmigrantes.

Chávez dijo que la obesidad está afectando más a los niños inmigrantes que a otros infantes latinos, según los especialistas.

Indicó que en el Programa de Educación Migrante local participan 13 mil niños de los Condados de San Diego y Orange y uno de cada tres presenta sobrepeso.

Y lo que tienen en común esos niños es que por lo menos uno de los padres también está obeso.

De ahí la necesidad de trabajar con los adultos para que ayuden a sus hijos.

“Si seguimos con este sobrepeso no vamos a llegar a viejos”, dijo Chávez al grupo en la primera reunión del programa piloto.

Dijo que enfermedades serias como diabetes, males del corazón y asma están asociadas con el sobrepeso, además, éste trae problemas en el autoestima y el aprendizaje.

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“Estamos gastando mucho dinero en combatir el sobrepeso pero los programas que existen no están funcionando entre los campesinos.”

Tras escuchar eso, un grupo de padres campesinos accedió a trabajar en el programa.

Son 12 padres campesinos y 20 de sus hijos que viven en diferentes ciudades del norte del condado. Todos tienen sobrepeso.

Se reunirán por 14 semanas, los miércoles de 6:30 a 9 de la noche, en las oficinas de Educación del Condado en San Marcos.

Empezaron en abril y terminarán en septiembre.

Los campesinos participan en clases de nutrición, revisión médica, sesiones de actividad física y terapias psicológicas.

La gente en ese programa son familias pobres, sin acceso a seguro médico. No acostumbran hacer ejercicio y ven éste como un castigo a su gordura.

Nadie les había hablado antes de nutrición y no pueden pagar un gimnasio ni inscribir a sus hijos en equipos deportivos.

Por todos estos retos, la líder educativa está tratando de crear un programa de salud que se ajuste a las necesidades de esas familias.

La estrategia que está siguiendo es enseñar a esos campesinos los programas de control de peso diseñados por médicos o universidades. Ellos los analizan y deciden qué ideas les funcionan.

Por ejemplo, uno de esos programas dice: “Es mejor si puedes hacer ejercicio en un gimnasio.”

La idea fue reprobada en la primera reunión.

“Se necesita ropa especial, pagar cuotas y más”, dijeron varios.

Chávez dijo que hay muchas maneras de estar activos y lo más divertido y barato es jugar con los niños.

El programa no fija una meta de cuántas libras debe perder cada persona para que no se frustren y abandonen el esfuerzo. La idea es que logren perder por lo menos el 10 por ciento de lo que tienen de sobrepeso.

Chávez les dijo a los participantes que al estar ahí se comprometen a vivir saludablemente y a eliminar hábitos negativos por el resto de su vida.

“De la cintura a la basura, mejor a la basura”, les dijo Chávez, tras explicar que la idea de mejor reventar que tirar el alimento es común en familias pobres.

De hecho, dijo que la obesidad es un problema grande y toda la sociedad: escuelas, iglesias y comunidades deberían empezar a trabajar por resolverlo.

Ella empezó a trabajar contra la obesidad hace 18 meses, inspirada por el dolor, cuando su hermano menor, de 38 años, murió víctima de la diabetes.

En el mismo año, una de sus estudiantes de apenas cinco años se quebró un hueso de la cadera. El médico indicó que el cuerpo de la niña no aguantó tanto peso.

Fue entonces cuando Chávez empezó a leer artículos y programas enteros de nutrición.

Visitó a médicos en San Diego, Florida y México en la búsqueda de ideas para combatir la gordura.

Dijo que lo más duro fue animarse a hablar de la obesidad con los padres campesinos.

“Todavía tenemos la idea de que gordito es sanito.”

Empezó por preguntarles si el sobrepeso era un problema, y cuando dijeron “sí”, incluyó en las juntas educativas segmentos de nutrición.

El verano pasado, escribió un libro, con las ideas de los padres.

Pedrito y el profesor Grape al rescate, un texto en español ilustrado por Ofelia Alvarado, una artista mexicana.

La obra se pagó con fondos federales y ya se han distribuido 12 mil copias a padres campesinos de San Diego y otros condados.

Este verano saldrá otro libro, escrito por ella, sobre la actividad física. Y con base en esos textos se filmará un video educativo.

“Muchos no leen y queremos que llegue el mensaje”, dijo.

El video durará quince minutos y actuarán los padres con un tono divertido.

“Va a ser del tipo del Chavo del 8”, dijo Chávez refiriéndose a un exitoso programa de la televisión en México.

Algunos de los personajes son: La Bruja Soda; la Criminal Cookie, Pica Papas y la Cavity Candy.

Chávez está muy emocionada.

“Es el programa más hermoso y el más difícil de mi carrera”, dijo en su primera junta de nutrición con el grupo, tras indicar que tiene más de 20 años de educadora.

Ella ve la lucha contra el peso como una cruzada en favor de la vida y ha sacado todas sus armas para ganar.

Le ha invertido su tiempo libre, su experiencia, su pasión y hasta sus emociones.

En cada clase repite, “estamos aquí para salvar la vida pues la gordura es un problema de salud. No trae dolor pero sí enfermedades que matan”.

Dijo que bajar de peso cuesta tiempo y dinero.

Y la gente en su programa no tiene ni lo uno ni lo otro y por eso juntos deben encontrar qué les funciona con base en los programas que están estudiando. Algunos de ellos son:

  • Los siete pilares del doctor Nick Yphantides, un médico de Escondido quien perdió 270 libras en 2001 y ha logrado mantenerse en su peso desde entonces. Es el autor del libro en inglés My Big Fat Greek Diet.
  • Cómo evitar la obesidad infantil, del doctor John E. Monaco, un médico pediatra del Hospital Regional Brandon, en Tampa, Florida.
  • Programa nutricional de la Universidad de California.
  • Hábitos saludables de la Clínica de Vista.
  • Mi pirámide, pasos hacia una mejor salud, del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.

Chávez dijo que al final del programa esas familias habrán aprendido a identificar cuando menos tres factores de riesgo de la obesidad y se han implementado cambios positivos.

Algunos de los campesinos ya empezaron a ver menos televisión, caminar más y comenzaron a comer más frutas y verduras.

Chávez dijo que si ese programa funciona con esos padres podría funcionar con todo tipo de gente pues los campesinos son los que tienen los mayores retos en la comunidad.

Ella conoce bien a su gente. Es una de ellos. Su papá también fue un campesino mexicano.

“Venimos de la cultura de la pobreza y aprendimos a limpiar el plato”, les dijo en una clase.

Pero luego cambió de actitud.

Les contó que su mamá estaba gordita y padecía diabetes, y cuando le decían que dejara de comer contestaba “déjenme que quiero vivir feliz (comiendo)”.

“Pero mamá no murió feliz”, dijo Chávez.

Su mamá se quedó ciega, perdió una pierna y ya no quiso moverse más.