Violencia estremece bienestar de madre salvadoreña
Ana Azpurua wrote this special with the support of the USC Annenberg California Endowment-Journalism Fellowship 2012. Other parts include:
En un complejo de apartamentos de ladrillos rojos, el hogar de María Guzmán se distingue por las macetas con flores blancas y rosa que decoran la entrada.
A primera vista la salvadoreña de 52 años es extrovertida, de conversación fácil y mirada despierta, pero a puertas cerradas su historia refleja la travesía emocional que enfrentan algunas familias salvadoreñas en el Norte de Texas.
Desde el 24 de noviembre del 2010, relata Guzmán, no sabe del paradero de su hijo de 32 años, quien estaba en El Salvador cuando perdió contacto con él.
Su angustia no termina ahí. En mayo, su nieto de 17 años se sumó al número creciente de menores que entran ilegalmente a Estados Unidos y fue detenido en Hidalgo, Texas, cerca de la frontera con México.
Alejandro, quien asegura dejó su país huyendo de pandillas y del abandono de sus padres, ahora enfrenta un proceso de deportación y vive con su abuela.
“Yo tengo mucha presión, muchas cosas en mi mente”, explica Guzmán en su apartamento, repleto de fotografías de familiares.
A veces, dice, le gustaría desaparecer, irse sola.
“Hay días que yo me la paso llorando”, señala Guzmán, quien trabaja en una lavandería.
“Yo necesito bastante que me den consejería”.
Guzmán emigró a Texas hace más de dos décadas y tiene la residencia legal. Pero sus nexos con El Salvador, en donde crecieron sus hijos, siguen siendo fuertes y lo que ocurre en el país impacta su bienestar emocional.
No está sola. Organizaciones que prestan servicios de salud mental en el Norte de Texas han notado que en los últimos años la inseguridad en partes de México y Centroamérica es una fuente de estrés para inmigrantes con familiares en estos países, que además están lidiando con problemas migratorios y económicos.
“Tenemos algunos clientes que están pasando por eso. Mataron a mi hermano o mataron a mi tío. En actos violentos”, señaló Norma Westurn, directora del Centro Mi Salud, que provee consejería bilingüe en Oak Cliff.
Westurn señala que en algunos de esos casos ha observado trastornos de ansiedad y depresión.
Asimismo, relató que algunos clientes con familia en puntos de alta criminalidad sienten que si un familiar falleció, otros también están en peligro y esto desata un estado de pánico.
Atento al estrés
Es normal que haya preocupación por los seres queridos que viven en lugares de alta criminalidad y que se busque intentar tomar acciones para protegerlos, pero llevado al extremo esta preocupación puede afectar el bienestar emocional.
“Cuando esto se transforma en una obsesión o en una preocupación excesiva o en algo que interfiere en nuestra vida cotidiana, allí estaría afectando nuestra salud mental”, indicó María López, psicóloga con práctica privada y gerente del Kiosco Youth and Family Center del distrito escolar de Dallas. “Si la persona no se puede concentrar en su trabajo, no puede dormir bien, no puede tener una vida placentera, disfrutar de su trabajo, de su familia, de su tiempo libre, allí sí se transforma en un problema”.
Asimismo, tribulaciones psicológicas se pueden traducir en dolencias físicas que no pueden ser explicadas médicamente, como por ejemplo dolores de cabeza y musculares, palpitaciones, problemas gastrointestinales, pérdida o ganancia de peso.
“Lo primero es que si alguien tiene cualquier tipo de síntoma físico necesita ir al médico para asegurarse de que físicamente está bien. Si no se detecta nada, entonces es cuando la consejería podría ayudarlos”, señaló Ellen Elliston, ex directora del programa de intervención en crisis del Hospital Parkland y quien ha tratado a pacientes que han sufrido situaciones de tortura y otros traumas.
Guzmán no suele hablar de su hijo Lorenzo, quien luego de una temporada en Texas retornó a El Salvador.
Desde su desaparición, ella “cambió mucho”, cuenta su nieta Erica Chávez, a quien ha criado como una hija.
Chávez señala que ya cargaba con preocupaciones y que este golpe empeoró la salud de su abuela.
“Estuve en el hospital por los nervios… me pegaron bien feo”, señaló Guzmán.
“Yo estoy más flaca”, agregó, y mostró una foto en la que aparece con un vestido largo. “Mira como estaba de gorda… ahora mira como estoy”.
Lo último que supo de Lorenzo fue lo que le contaron, que alguien vio cómo se lo llevaban en un automóvil, otros le dijeron que un noticiero local lo había reportado como muerto, relató Guzmán.
“De estas fechas no sé de él”, señala. “Estoy esperando a que me llame, por eso no cambio el teléfono”.
Nervios y duelo
Tras la pérdida de un ser querido es natural sentirse triste y la mayoría de las personas logran superarlo sin intervención de un especialista. Pero cuando la persona falleció en situaciones violentas o de forma sorpresiva, puede complicarse el proceso de duelo, coincidieron expertos.
“Si ha desaparecido eso complica la situación”, señaló Samantha McGrath, supervisora de servicios clínicos del Center for Survivors of Torture de Dallas, quien ha tratado clientes en esa situación.
McGrath recomienda combinar el apoyo familiar y social con la ayuda de un especialista para sobrellevar estos casos.
En general, acota López, el duelo puede durar entre seis meses y un año, pero depende de la persona y su situación.
“Cuando la persona continúa no pudiendo retomar su vida, poniendo su energía en proyectos nuevos, teniendo la capacidad de amar, de trabajar, allí ya estamos hablando de un problema”, indicó López.
En algunos casos la tristeza puede conllevar a desarrollar un cuadro depresivo, con síntomas propios , señaló.
Asimismo, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales toma en cuenta que hay síndromes vinculados a la cultura hispana.
El “ataque de nervios” es un ejemplo de ello.
De acuerdo con el manual, éste generalmente implica gran angustia, gritos, ataque de llanto, calor en el pecho, temblores, sensación de descontrol.
Es un estado que generalmente es desencadenado por un evento familiar altamente estresante, como puede ser la muerte de un ser querido o un divorcio. Puede ser desde parte de una expresión natural de sufrimiento, que no es una enfermedad mental, hasta síntomas que pueden asociarse con padecimientos como trastornos de ansiedad, indica el manual.
En el pasado, Guzmán recibió unas sesiones de consejería luego de las cuales se sintió aliviada, pero dice que le gustaría volver a recibir ayuda profesional para lidiar con la desaparición de su hijo. No sabe, sin embargo, a dónde acudir.
“Yo le pido a Dios pero es todo lo que yo le pido, que me dé fuerza y que me de valor”.
SEÑALES DE DEPRESIÓN
Los síntomas de depresión y su duración varían dependiendo de la persona. Estos son algunos:
• Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o vacío
• Sentimientos de desesperanza, pesimismo, culpa y/o impotencia
• Irritabilidad
• Pérdida de interés en actividades que antes le eran placenteras
• Disminución del deseo sexual
• Falta de energía y cansancio
• Falta de concentración
• Le cuesta recordar detalles y tomar decisiones
• Problemas para dormir, como insomnio o dormir en exceso
• Ingesta excesiva de comida o pérdida de apetito
• Pensamientos suicidas o intentos de quitarse la vida
• Dolores y malestares persistentes como dolor de cabeza, cólicos o problemas estomacales que no desaparecen con tratamiento.
Fuente: National Institute of Mental Health;
¿CÓMO AYUDAR A ALGUIEN DEPRIMIDO?
• Si sospecha que un ser querido está deprimido, ayúdelo a buscar asistencia profesional y dele apoyo para que siga su tratamiento. Busque un nuevo tratamiento si no ve avances al cabo de seis a ocho semanas.
• Déle apoyo emocional, comprensión, paciencia y ánimo.
• Escúchelo y converse con él o ella.
• Convídelo a actividades como excursiones o caminatas, pero no lo presione a hacer mucho muy pronto.
• Jamás ignore comentarios sobre el suicidio. Comuníqueselo a familiares o al terapeuta/médico de su pariente/amigo de inmediato. Si es una emergencia llame al 911.
• Recuérdale que es posible salir adelante y sentirse mejor con un tratamiento.
Fuente: National Institute of Mental Health; www.nimh.nih.gov
This story was originally published in Aldiatx.com January 18, 2013
Photo credit: BEN TORRES/AL DÍA