El 15 de junio de 2012 fue un día histórico para miles de jóvenes inmigrantes quienes presenciaron el anuncio del presidente Obama de una orden ejecutiva que los haría elegibles para un alivio temporal contra la deportación.
“Son jóvenes que estudian en nuestras escuelas…prometen lealtad a nuestra bandera. Son estadounidenses en su corazón, en su mente, en todos los sentidos, menos uno: en papel”, dijo Obama cuando introdujo la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), un programa que beneficia a cerca de 1,5 millones de jóvenes traídos al país ilegalmente cuando eran niños con un amparo contra la deportación y un permiso de trabajo, ambos renovables cada dos años.
Más de 853.000 inmigrantes entre las edades de 16 a 31 años, usualmente conocidos como “soñadores”, se han beneficiado de DACA desde el anuncio del presidente. Para muchos, vino la posibilidad de trabajar legalmente y la esperanza de mayores salarios y beneficios.
Sin embargo, el obtener seguro de salud no ha sido fácil para algunos. Para otros, no es una prioridad.
La Ley de Atención Médica Asequible (ACA por sus siglas en inglés), promulgada en 2014—comúnmente conocida como Obamacare—excluyó a beneficiarios de DACA de la cobertura, puesto que no son residentes permanentes legales ni ciudadanos de EE.UU.
En esta serie de tres partes, EGP analiza algunos de los desafíos que este grupo de soñadores se enfrentan en la búsqueda de atención médica asequible y las opciones que tienen para acceder a servicios médicos.
DACA y Obamacare: ¿Quién Califica?
La residente de Los Ángeles Nidia Torres llegó a EE.UU. cuando tenía seis años de edad. Como indocumentada vivió bajo las sombras durante más de dos décadas esperando no ser descubierta o deportada a México, un país al que no considera su hogar.
En 2013, todo cambió. Torres recibió su estatus de DACA y esperanzada comenzó a planear para el futuro. Ella le dijo a EGP que en ese momento supo que las oportunidades que un permiso de trabajo, una licencia de conducir y número de seguro social traerían a su vida serían interminables, incluyendo el poder proveer un mejor futuro para su hija que nació en EE.UU.
“No más vergüenza por no tener papeles”, Torres dice que pensó en cuanto recibió su permiso de trabajo por correo.
Inmediatamente Torres consiguió un trabajo de mesera en un restaurante de una cadena nacional donde le pagaban el salario mínimo más propinas, pero no le ofrecieron seguro de salud.
“Ya puedo trabajar legalmente, mi hija tiene Medi-Cal. Creo que estoy bien”, ella le dijo a EGP, explicando que después de años de trabajos mal pagados con largas horas que le dejaban poco tiempo para ver a su hija, el nuevo trabajo fue un gran avance.
“Yo quería un trabajo”, le dijo a EGP. “Además casi no me enfermo” por lo que el seguro de salud no fue un gran problema, añadió aseverando que tampoco tenía idea de dónde obtener cobertura por su cuenta.
Torres, quien habla inglés y español, y tiene algo de educación universitaria pronto fue ascendida a supervisora y está ganando más dinero, pero todavía no tiene cobertura de salud.
El objetivo de Obamacare era aumentar “la calidad, la disponibilidad y la asequibilidad” del seguro médico privado y público a los entonces más de 44 millones de estadounidenses sin seguro, siempre y cuando sean residentes legales permanentes de Estados Unidos o ciudadanos. Para mantener los costos bajos, un gran número de jóvenes, sanos—el mismo grupo elegible para DACA—tendría que estar inscrito, sin embargo, los inmigrantes indocumentados y beneficiarios de DACA no son elegibles para comprar cobertura de salud a través de los planes patrocinados por el gobierno ni a recibir créditos tributarios de primas u otros ahorros en el mercado, pese a que ellos pagan al sistema fiscal.
Gabrielle Lessard, abogada de políticas de la salud con el Centro Nacional de Leyes de Inmigración, dice que la política es injusta. Los beneficiarios de DACA están trabajando y pagando impuestos por un servicio que no pueden solicitar, le dijo a EGP.
“La exclusión de los beneficiarios de DACA probablemente aumenta el precio del seguro para todas las demás personas”, dijo Lessard.
Sin embargo, en California, algunos inmigrantes indocumentados de bajos ingresos y beneficiarios de DACA podrían calificar para Medi-Cal, un programa de seguro de salud financiado por el estado para familias de bajos ingresos, personas con discapacidades, mujeres embarazadas, niños en hogares de crianza y adultos de bajos ingresos.
Torres no es uno de ellos. De acuerdo con el Departamento de Servicios para el Cuidado de la Salud de California y de los requisitos de elegibilidad federales, el ingreso anual de $23.000 de Torres la pone por un corto margen por encima del nivel federal máximo de pobreza (FLP) de $ 22.108 para una familia de dos, haciéndola inelegible para Medi-Cal.
Al igual que muchos otros receptores de DACA con ingresos “demasiado altos” para los subsidios del seguro de salud, las opciones de Torres para una cobertura de salud son limitadas, y el proceso para encontrar cobertura asequible pueden ser complejas, de acuerdo con el estudio de la UC Berkley, “Realizando el sueño para los californianos elegibles para la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia: Necesidades de salud y acceso a servicios de salud”.
El estudio encontró que muchos receptores de DACA ni siquiera saben que tienen opciones,. La falta de información refleja “la complejidad” de la red de programas disponibles y el proceso para su acceso, señalaron los investigadores.
El obtener atención médica no tiene por qué ser un problema, dice Irene Holguin, directora de relaciones comunitarias con Arroyo Vista Family Center, una red de cinco clínicas que sirven al lado este y noreste de Los Ángeles.
Durante una feria de la salud gratuita para la familia que se llevó a cabo el viernes en la clínica de Arroyo Vista en Lincoln Heights, Holguín le dijo a EGP que hay opciones para todos, independientemente de su estatus migratorio o ingresos económicos.
Cuando las personas llegan a una de nuestras clínicas por primera vez pasan por una evaluación financiera para determinar a qué tipos de programas son elegibles, dijo. “Nosotros no rechazamos a nadie”, añadió.
Holguín explicó que la clínica ofrece programas de descuentos y opciones de pago para los que no califican para el programa estatal o federal financiado.
Por ejemplo, si un paciente sólo puede pagar $10, Arroyo Vista le ayudará a establecer un plan de pago asequible para pagar el balance, dijo Holguín.
Las clínicas Arroyo Vista proporcionan atención de salud en las comunidades donde aproximadamente el 98% de las familias son latinos y muchos de ellos de bajos ingresos, explicó Holguín.
“Hay mucho [más] que hay que hacer en lo que respecta a informar a la comunidad y animar a la gente a ser proactivos y buscar los servicios de salud preventivos”, aseveró “porque hay muchas personas que tienen enfermedades que ni siquiera saben que padecen”.
En cuanto a Torres, ella le dijo a EGP que estaría dispuesta a visitar una clínica como Arroyo Vista para saber cuales son sus opciones. “Más vale prevenir que lamentar”, dijo.
En la segunda parte de la serie analizaremos los obstáculos que enfrentan quienes viven en hogares con estatus migratorio mixto al solicitar cobertura médica.