Hace varias décadas que los investigadores buscan tener un conocimiento más cabal sobre la fiebre del valle, aunque se trataba de un espacio limitado hasta hace poco tiempo.
“Cuando comencé a hacer investigaciones sobre la fiebre del valle hace tan solo seis o siete años, era un espacio principalmente ocupado por médicos experimentados y realmente no había muchos docentes jóvenes ni estudiantes que formaran parte de ese grupo”, señala Katrina Hoyer, profesora adjunta de la Universidad de California, Merced. “Creo que de verdad deseaban contar con más personas, pero no había fondos suficientes”.
Hoyes es especialista en inmunología y estudia la respuesta del cuerpo humano a la fiebre del valle, enfermedad causada por la inhalación de esporas micóticas, una afección muy frecuente en el Valle Central de California. Luego de participar en lo que pensaba sería una colaboración puntual para estudiar más a fondo la enfermedad, Hoyes se sintió muy motivada y ahora dirige el laboratorio para el estudio específico de la coccidioidomicosis que cuenta con contribuciones de estudiantes tanto de grado como de posgrado.
Hoyes observa un gran cambio en el interés que manifiestan otros investigadores en esta enfermedad. En octubre estuvo a cargo de organizar y ser la anfitriona de la primera cumbre sobre la fiebre del valle que se llevó a cabo en UC Merced. Sin saber qué cantidad de participantes esperar, observó que más de 100 científicos, autoridades de la salud pública y supervivientes de la enfermedad asistieron de diferentes lugares del estado o siguieron la cumbre en línea.
“Realmente quedé muy satisfecha”, dice, especialmente al observar la participación de una gran cantidad de investigadores jóvenes, que hacían falta en este campo de estudio. “He observado un aumento en la cantidad de personas que asisten (a congresos como este) y también un enorme incremento en la diversidad de los científicos que participan en estos eventos”.
Hoyer y muchos otros atribuyen estos cambios al antiguo gobernador de California, Jerry Brown, que en el presupuesto de 2018-2019 adjudicó 8 millones de dólares a iniciativas que ayudaran a combatir esta enfermedad. De dicho monto, el departamento de salud pública del estado recibió 2 millones de dólares, y los 6 millones restantes fueron repartidos entre el sistema de la Universidad de California (UC) y el recientemente inaugurado Instituto de la Fiebre del Valle en el Centro Médico Kern de Bakersfield.
El apoyo obtenido de Brown fue posible en parte gracias a los esfuerzos de los miembros de la Asamblea de California, Rudy Salas and Vince Fong (representantes de Bakersfield), que presentaron leyes estatales relacionadas con la fiebre del valle y lucharon durante mucho tiempo para obtener fondos que ayudaran a combatir esta enfermedad.
Según la Oficina del Presidente de la Universidad de California, los 3 millones de dólares recibidos fueron distribuidos principalmente entre dos proyectos colaborativos: el más grande, compartido entre seis recintos universitarios del sistema UC, investigará las lagunas del conocimiento acerca de la fiebre del valle. El otro proyecto, una colaboración entre tres recintos universitarios y el Instituto de la Fiebre del Valle estudiará los sistemas inmunológicos de los pacientes que padezcan un tipo grave de dicha enfermedad.
Si bien 3 millones de dólares es una cifra insignificante para los principales institutos de investigación, como los del sistema UC, Hoyer señala que todo lo que ayude a promover la colaboración es muy valioso. El Dr. Manish Butte, especialista en inmunología pediátrica de UCLA, concuerda con Hoyer.
“Se va a adquirir una gran cantidad de conocimiento en los próximos años gracias a esta financiación, que espero disipe algunos de los mitos en torno a esta enfermedad”, agrega.
En el Instituto de la Fiebre del Valle, la mayoría de los 3 millones de dólares fueron destinados a construir un edificio donde se alojará una clínica para los pacientes con coccidioidomicosis, cuya inauguración está programada para finales de este año. También se destinaron fondos a otros programas de investigación y educación, tanto para pacientes como para proveedores de cuidados médicos. El Departamento de Salud Pública de California destinó los 2 millones de dólares para llevar a cabo una campaña informativa que debe finalizar en junio, la que incluirá mensajes en las redes sociales sobre esta enfermedad.
El Dr. Paul Krogstad, especialista en enfermedades infecciosas de UCLA, considera que se estos cambios en el interés y financiación a iniciativas para combatir esta enfermedad comenzaron incluso antes del 2018. “Estoy convencido de que el punto de inflexión fue el congreso (celebrado en 2013) que se llevó a cabo en Bakersfield” y fue organizado por el representante Kevin McCarthy, republicano de Bakersfield, señala. Contando con la presencia de los directores del Centro para el Control de las Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) como del Instituto Nacional de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés), dicho simposio fue elogiado por varios como una instancia que contribuyó a poner en relieve la importancia de esta enfermedad a nivel nacional.
A fines del año pasado, McCarthy también ayudó a obtener 2 millones de dólares del presupuesto federal 2020 destinados al departamento del CDC que se especializa en enfermedades micóticas. Asimismo, el NIH publicó en 2018 oportunidades de financiación para nuevas propuestas de investigación relacionadas con la fiebre del valle, las que todavía continúan adjudicándose.